‘El fin de una época’, de Iñaki Gabilondo

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Hay quien liga el liberalismo a la democracia. Hay quien liga la libertad de expresión a la democracia. Pues bien, mientras esos dos conceptos acaparan cada vez más el día a día del mundo en el que vivimos, la democracia se muere.

Hace dos días, el 12 de junio, el gobierno griego cerró su cadena de radiotelevisión pública, la ERT, por exigencias económicas. La deuda que acumula el país y la crisis que lo atraviesa, han provocado la muerte del periodismo de todos los ciudadanos por imposición de la Unión Europea. Por no ser solventes y por no ser rentables, han destruido la democracia.

Portada comercial del libro El fin de una época, de Iñaki Gabilondo

Este es un tema que, a buen seguro, trataría Iñaki Gabilondo en El fin de una época. En su libro, escrito como un ensayo –y por tanto, con un estilo distinto al periodístico, con párrafos más largos y llenos de subordinadas- analiza los problemas del periodismo actual, del que se desmarca por no sentirse ya parte de esta generación.

Gabilondo, nacido en los 40 y que comenzó a trabajar en los 60, confiesa que ha visto su vida profesional pasar por delante de manera homogénea en el continente del periodismo -centrado en el poder de prensa, radio y luego televisión- y heterogénea en el contenido: el movimiento hippie contra la guerra de Vietnam, la salida de la dictadura, la Transición y, por último, el actual período democrático más largo de la Historia de España. El fin de su carrera llega y la dedica al fomento de aquel oficio <<del que todos se ríen>>.

Para el estudiante de Periodismo que lea este libro dice poco o nada nuevo: el paro, la intrusión laboral, la crisis de la investigación o el periodismo de gabinete son temas de los que hablamos a diario profesores y alumnos de la Facultad de Comunicación. Sin embargo, para el consumidor de prensa menos crítico, el panorama está pintado a la perfección.

El primer problema que nos encontramos es el consabido:

“Por cada puesto de trabajo que se ocupa en una empresa hay doscientos candidatos”

Pero Gabilondo nos descubre, por si fuera poco, otros diferentes que se deducen de distintos teoremas periodísticos del siglo XX tales como la Teoría del Gatekeeper, la Agenda Setting o la Teoría del Simulacro. Esta última la menciona exactamente así:

“Los fabricantes de noticias que así lo han asimilado se han convertido en verdaderos expertos en fabricación de espejismos, con lo cual muchas veces la información es una virtuosa y filigranera técnica de difusión de espejismos para distintos tipos de seducciones: para conquistar tu voto, tu voluntad o para conquistar tu dinero”

Sustituir la palabra “simulacro” por “espejismos” es, en este caso, aceptar que el ciudadano ve que pasa lo que pasa en el mundo con una cámara determinada que determina también lo que ve. Lo enfocado es un simulacro de “lo real”, alterado por unos intereses comerciales que deforman esta realidad según técnicas de difusión poco éticas para el ejercicio de la profesión. El engaño se produce publicitando, no informando.

El periodismo no es otra cosa que ética o deontología. El pueblo cede una soberanía al Estado que es vigilada por el cuarto poder. Sin este cuarto poder de oficio, público, gratis y sin intereses comerciales, la democracia no es tal cosa, de la misma manera que un periodista sin ética no pertenece al cuarto poder. Pertenece a otra religión, a la del dinero, y no a la de las personas.

Esta religión de las personas ha sido confundida, dice, de manera involuntaria, por la religión de las instituciones. El lenguaje posee una alteridad –para con alter, el otro- que ha sido sustituida por la defensa de las ideologías políticas y de las instituciones en detrimento del interés del ciudadano de a pie. Si unimos esta confusión a la confusión del protagonista, que es el que mete el gol, no el que narra el gol, tenemos una dura crítica hecha a personas con nombres y apellidos. Sin problema menciona Gabilondo en este punto a Luis del Olmo, Pedro J. Ramírez, Carlos Herrera o a Federico Jiménez Losantos.

Estos periodistas-estrella, tanto o menos que él, han contribuido a que el ciudadano, siempre según Gabilondo, sea

“Aquel que acude al periodismo para confirmar sus propios puntos de vista”

Siendo meros consumidores de información acrítica, fiándose de una marca que les gusta, sobre todo en la prensa escrita por suscripción, se comportan como si “conocieran”, siendo simplemente informados. La marca de su información es la marca de su droga.

La falta de contexto será cada vez más un problema, saber qué pasa en Turquía y no saber por qué, ni qué pasaba antes ni si eso es normal. El contexto, dada la baja calidad que nos da el nuevo periodismo de la inmediatez en twitter, tiene que crearlo el ciudadano.

El futuro de la calidad de información contrastada, confrontada y crítica se ve amenazado más aún por la inmediatez de la prensa en internet:

“Dado que la sociedad no tiene tiempo, los periodistas ofrecen informaciones muy resumidas. Y de ese modo se va amplificando y reproduciendo, en un movimiento circular, el problema de la escasez de tiempo, que va ligado a la necesidad de que todo sea más exagerado, más inmediato, más puntiagudo y más preciso: grandes titulares, detalles muy concretos –a ser posible con un culpable o un triunfador con nombre y apellidos-, algo que se pueda digerir pronto y repercuta mucho”

Explica además que Libertad de Expresión no es igual ni a periodismo ni a democracia. La expresión es un derecho que debe ejercerse por una causa que no sea la audiencia. Él mismo vio cómo cerraban CNN + en España para poner un Gran Hermano 24 horas. Son libres de hacerlo, tendrán más audiencias, pero esa no es la religión del periodismo.

“Me temo que el periodismo corre un cierto peligro, si bien éste es un juicio que conlleva el riesgo de la perspectiva: todas las personas mayores, y yo lo soy, siempre han creído que el mundo se moría al ver que el suyo se estaba extinguiendo, y lo cierto es que el mundo no se muere; sólo se muere tu mundo. De modo que cuando necesito ser optimista, tiendo a pensar que mis pesimismos forman parte únicamente de mí y que no pertenecen al terreno de la realidad (…) Cuando quiero alentarme pienso que quizá soy yo quien no logra encontrar soluciones”

Hace poco escribí que el periodismo es incompatible con el optimismo. Hoy, Iñaki Gabilondo me ha quitado la razón a través de un libro. No habrá fin del periodismo sin fin de la democracia y viceversa. Habrá que ser optimistas.

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Follet

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El libro que vamos a analizar es La Caida de los Gigantes, de Ken Follett, una obra histórica y de acción que nos acerca al primer tercio del siglo XX, centrándose en el acontecimiento más importante de la época, la Primera Guerra Mundial, así como en la revolución bolchevique y la lucha por la libertad de sufragio. Es el primero de la trilogía The Century, en la que el escritor galés nos llevará a través de la historia del siglo pasado, es decir, la Segunda Guerra Mundial y la Guerra Fría.

Portada del libro de Ken Follet

No cabe duda de que Ken Follett se trata de un minucioso estudiante y de un grandísimo descriptor. Con esto, me refiero a la meridiana claridad con la que presenta cada uno de los hechos históricos que relata en este best-seller de 1.018 que probablemente, solo entrará por los ojos a los seguidores del escritor galés o a los amantes de la historia en general. Esta pulcritud a la hora de insertar a los personajes en un marco histórico tan importante y tan conocido como la Primera Guerra Mundial es la base de la obra en la que nos centramos, pues la facilidad con la que las humildes familias protagonistas (unas más que otras) se ven envueltas en situaciones cruciales, así como la inexistencia de incongruencias en el desarrollo de la historia, hacen del millar de páginas una lectura fácil y muy atrayente.

La habilidad de presentarnos a cada personaje desde su intimidad, sin dar inicialmente demasiada importancia a su posición social, hace que los veamos más frágiles y más humanos en el momento en el que tienen que tomar partido en el desarrollo de los acontecimientos, y como digo, esos acontecimientos no son precisamente intrascendentes. A lo largo de la obra, vemos cómo las despiadadas potencias políticas (los Gigantes) empujan a una guerra que nadie quiere, cómo se desarrolla el conflicto y cómo, sin que sea una sorpresa, todos ansían el final de tan horrenda contienda. Tres partes que vivimos con una familia de un pequeño pueblo minero en Gales, una familia de terratenientes ingleses, una familia obrera en San Petersburgo, una familia de diplomáticos alemanes y austríacos y una familia de políticos norteamericanos.

Sin embargo, lo más útil de la obra, sin duda, es el legado didáctico que deja, pues pese a la cercanía que sentimos hacia los personajes, éstos no dejan una carga emocional suficientemente importante para sentirnos ligados a ellos. Con el tiempo, lo que se podrá recordar es la magistral clase de historia que Follett nos da a través de cada capítulo, desde la coronación en Westminster del rey Jorge V hasta las primeras consecuencias del Tratado de Versalles, pasando por la revolución bolchevique. Aún así, hablar de los personajes es inevitable, y tal como se presentan las cinco historias, es lógico sentirse atraído por unas más que otras durante la novela, quizá el único fallo con respecto a la interrelación de los protagonistas que encuentro.

Entiendo críticas que desprestigian a los personajes de La Caída de los Gigantes al encontrarlos básicos, como predestinados a conseguir una misión inescrutable, centrados únicamente en lograr esos objetivos, incluso algo carentes de personalidad. Pero entiendo que el entorno de una guerra mundial es tan influyente, tan decisivo y tan cruel, que la función principal de alguien que se ve envuelto en ella, de una manera u otra, es salir airoso del horror, salir lo mejor parado dentro de la miseria, pues todos saben que lo que les espera al final de la contienda es casi la ruina completa; por tanto, soportar y después vivir. Vemos a la familia humilde y su obstinación por trabajar, la inconformidad del barón inglés con respecto a sus privilegios, la valentía del obrero ruso, el sacrificio de los alemanes y algunos clichés que no terminan de agradar, pero que el autor compensa con su don para describir cada situación y amenizar los momentos intrascendentes, que lógicamente existen en esta extensa obra.

Por supuesto, como es costumbre en el autor, se vive todo paralelamente a cada historia de amor de los personajes, todos tienen su objetivo marcado (evitar o impulsar la guerra, expulsar al zar, luchar por el sufragio femenino, etc.), pero todos se ven en algún momento contra las cuerdas por culpa del amor, teniendo que elegir en un dilema que se repite de generación en generación a lo largo del libro. Así, se convierte en una novela muy completa, con evidentes tintes dramáticos por el carácter del conflicto, pero con una lección de historia y unas escenas de acción realmente importantes.

En definitiva, para los amantes de la historia y para los seguidores de la literatura amena que siempre presenta el autor galés, se trata de una obra altamente recomendable; enfatizando, insisto, en el tremendo legado que nos deja sobre el desarrollo de una guerra que, demasiadas veces, queda eclipsada por la que la siguió dos décadas después.

Santi Roldán, estudiante de Historia, nos cuenta algo sobre la I GM:

Fuentes:

1.  Texto:

– Libro La caída de los gigantes de Ken Follet.

– Información en wikipedia sobre Ken Follet.

2. Fotografía:

– Portada comercial del libro con ISBN 978 84 672 4106 8 1017.

3. Vídeo:

– Propio, titulado “crítica caída de los gigantes” en youtube.

Holden

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Comentario sobre El Guardián entre el centeno, de J. D. Salinger. Mientras que fue censurado durante años en muchos estados de América, en otros lo estudiaban en el colegio como lectura obligatoria.

Creo que todas las personas más o menos críticas llevamos a un adolescente dentro. Si escribiésemos un libro a lo largo de nuestra juventud sobre cada pregunta que queremos plantear, estaríamos redactándolo hasta nuestra vejez. El sentido de unión entre todos esos seres que tienen dudas acerca de su propio camino en el mundo o acerca del funcionamiento del propio mundo es el que experimenta el lector del Guardián entre el centeno.

Joseph David Salinger escribe El Guardián entre el centeno tras la II Guerra Mundial y lo publica en 1951. Escribe dos o tres novelas cortas y también autobiográficas poco tiempo después y, con todo el dinero y fama que consiguió, se exilia durante casi 60 años en una nueva casa hasta su muerte en 2010. La primera pregunta sería, ¿por qué?

“Me paso el día entero diciendo que estoy encantado de haberlas conocido a personas que me importan un comino. Pero supongo que, si uno quiere seguir viviendo, tiene que decir tonterías de ésas”

Esta primera cita de su obra maestra puede resumirnos la vida del autor que hay detrás del personaje del libro. Un sociópata escribió un libro en el que el protagonista es un sociópata.

Portada de Alianza Editorial de 2010 para el libro El guardián entre el centeno, de Salinger.

Holden Caudfield es el adolescente que todos llevamos dentro. Tras haber sido expulsado de varios centros por mala conducta, inadaptación y/o apatía, se fuga durante dos días de su casa y vaga por Nueva York. Transita bares y hoteles, fuma y se emborracha por primera vez, que es, según él, lo que se supone que hacen los mayores.

“Aquel hotel estaba lleno de maníacos sexuales. Yo era probablemente la persona más normal de todo el edificio, lo que les dará una idea aproximada de la jaula de grillos que era aquello”

En realidad, es inocente. Un inocente que piensa. El miedo a pensar le hace sentirse demasiado culpable, demasiado cretino o demasiado cruel. Un ejemplo sería alguien que se considera misántropo sólo porque las mujeres no lo quieren. Cree que las odia, pero en su viaje descubrirá que el resto de los humanos es igual, solo que no se plantean sus dudas.

“Lo malo que yo tengo es que siempre tengo que pensar que la chica a la que estoy besando es inteligente”

“Podía tirarse a todas las tías que quisiera pero nunca le importaría que una chica dejase todas las damas en la última fila del tablero porque quedaban bonitas”

El estilo de Salinger en este libro –por otra parte, único que he leído de él- es de un narrador omnisciente, en primera persona y que habla como un chaval, con coletillas y con un vocabulario corto. Holden dice palabrotas y, sobre todo, piensa palabrotas. Quiere ser mayor.

 “¡Que durmáis bien, cretinos! Apuesto a que desperté hasta al último hijoputa del piso. Luego me largué de allí. Algún imbécil había tirado cáscaras de cacahuetes por todas las escaleras y no me rompí la crisma de milagro”

Así pues, el protagonista es víctima de una sociedad nihilista, consumista y globalizada que no le da nada en qué creer. Confronta con el personaje de Santiago en El Alquimista y coincide a la perfección con los adolescentes de Rowling en Una vacante imprevista. Dos maneras peligrosas de ver la vida son. El nada idealista no le queda otra que ser realista y sin embargo sigue pensando que está loco. ¡Para que luego digan que sólo son locos los soñadores!

 “La mayoría se casarían con cretinos, tipos de esos que se pasan todo el día hablando de cuántos kilómetros pueden sacarle a un litro de gasolina, tipos que en su vida han leído un libro, tipos aburridos…”

Son, sin duda, estos cretinos que dice Caudfield la mayoría de los que están a nuestro alrededor y sin embargo, no hay que odiarlos. Más bien compadecerlos. Esta obra fue leída por asesinos en serie, como el que asesinó a John Lennon y la violencia no es una opción.

Las opciones, desde luego, ni el libro ni yo vamos a dártelas, pero contar ésto te hace pensar sobre ésto. Con cada historia que contamos estamos reflexionando un poco más acerca de nosotros mismos, además de echar en falta a esas terceras personas que estuvieron ahí.

“No cuenten nunca nada a nadie. Si lo hacen, empezarán a echar de menos a todo el mundo”

Como última reflexión, después de todo creo que Holden consiguió de verdad ser lo que quería ser. Al menos de manera metafórica. Él hace pensar a los niños en lo que quieren ser. Él los salva. Él es su guardián.

“Muchas veces me imagino que hay un montón de niños jugando en un campo de centeno. Miles de niños. Y están solos, quiero decir que no hay nadie mayor vigilándolos. Sólo yo. Estoy al borde de un precipicio y mi trabajo consiste en evitar que los niños caigan a él. En cuanto empiezan a correr sin mirar adónde van, yo salgo de donde esté y los agarro. Eso es lo que me gustaría hacer todo el tiempo. Vigilarlos. Yo sería el guardián entre el centeno”

Marco Rajkovic, estudiante sevillano de Antropología, nos amplía la muerte de John Lennon.

Fuentes:

1. Texto:

– Libro El Guardián entre el centeno, de J. D. Salinger. Alianza Editorial, 2010. ISBN 978-84-206-7420-9.

– Información en wikipedia sobre: Joseph David Salinger y sociópata.

– Enlaces a otras entradas: Santiago en El Alquimista y Rowling en Una vacante imprevista.

2. Fotografía:

– Fotografía propia a la portada del libro, imagen comercial.

3. Vídeo:

– Propio de youtube, titulado “comentario crítico el guardián entre el centeno”

Maktub

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Interpretación del bestseller El Alquimista, de Paulo Coelho: un libro traducido  a 63 lenguas distintas y que, sin embargo, entenderlo tiene su dificultad.

A todos nos pasa que, hurgando entre nuestras cosas, no encontramos lo que buscamos hasta  un tiempo después de haber abandonado. El abandono sólo fue de la búsqueda y en tu interior agradeces encontrar eso que te faltaba.

“Todo hombre tiene derecho a dudar de su tarea y a abandonarla de vez en cuando; lo único que no puede hacer es olvidarla”

Portada de la editorial Planeta del libro 'El Alquimista', de Paulo Coelho.

Paulo Coelho, en El Alquimista escribe la historia de un muchacho andaluz llamado Santiago. El nombre lo toma del apóstol católico, cuya peregrinación había hecho el propio autor años antes hasta la ciudad compostelana. Santiago es un pastor que también hará una peregrinación motivado por la curiosidad que le da su edad y su autodidacta cultura, pues sólo viaja con el libro de turno, que usa de almohada al dormir al raso. Sueña con un tesoro y está decidido partir para encontrarlo.

El camino que lo llevará a cumplir su Leyenda Personal lo conduce desde Gibraltar hasta África, primero por el norte del continente y en su final hacia las pirámides de Gizeh, hasta Egipto.

El estilo de Coelho es extramotivador, muy religioso y prácticamente deísta. Frases sueltas de sus libros son dogmas hoy para sus miles de lectores, que se sienten identificados con este su más conocido personaje de todas las obras que ha escrito. Para los que captan el mensaje global es fácil: el libro es un escrito simbólico lleno de metáforas.

            “Nunca desistas de tus sueños. Sigue las señales”

Así, el camino es la vida y la causa por la que se vive es la Leyenda Personal, planificada por un Dios monoteísta que se vale de señales –el Lenguaje del Mundo, “un lenguaje que va más allá de las palabras”- para ayudar a los caminantes a seguir su destino. El viajero es niño al comenzar la obra pero a medida que avanza motivado por la curiosidad y más aun por la fe en sí mismo, se transformará en un hombre: un Guerrero de la Luz.

“No tenía miedo a las dificultades: lo que la asustaba era la obligación de tener que escoger un camino. Escoger un camino significaba abandonar otros”

El autor ve la vida como un conjunto de decisiones que te hacen seguir con tu camino. Elijas lo que elijas, esa elección estará motivada por un plan y Dios te ayudará a conseguir tu meta porque…

“Cuando quieres algo, todo el universo conspira para que realices tu deseo”

Las posibilidades no tomadas te hacen crecer más fuerte, pues el propio tesoro que busca Santiago es su camino. Antes o después encontrará en medio lo que le hará realizar milagros, el amor. <<El amor mueve montañas>> dice el refrán y, al participar de Dios en su estado más puro, le da la fuerza al viajero para hacer milagros. Así, el Guerrero se convierte en sabio, en Alquimista.

            “Una búsqueda comienza siempre con la suerte del principiante y termina siempre con la prueba del conquistador”

Antes de acabar el viaje y la vida, uno se da cuenta que éste ya ha terminado: encuentra la felicidad, a Dios, y termina su Leyenda Personal.

La filosofía proyectada en el libro es interesante. De un sentido común aparentemente ateo, como es el tener fe en uno mismo, el autor hace que el lector se identifique, dé gracias y, finalmente se encuentre con Dios en alguna etapa de su vida haya hecho lo que haya hecho.

No cabe duda que alguien lo suficientemente hábil como para expresar lo vivido con palabras que transmitan, como Coelho, haya convertido a bastante gente, por ejemplo, al cristianismo.

A mi manera de ver, quien abrace una religión debe hacerlo a lo largo de su vida, debe elegirla aunque sea de manera inconsciente en algún momento. El que no lo tiene claro sabe cuál es el camino fácil, ¿por qué rezar a muchos dioses si puedes rezar sólo a uno?

La duda es miedo y la fe es valentía. Las personas con fe en Dios, en sí mismo o en otra cosa tienen algo grande por lo que luchar; y luchan. Luchan porque son más fuertes que aquel que es pusilánime. Pierdan o ganen, según el autor, esa lucha ya ha sido escrita en un Plan Divino.

Maktub.

Adjuntamos una declaración de Cristina Arcos, profesora de Química, sobre la alquimia.

Fuentes:

1. Texto:

– Libro de Paulo Coelho titulado El Alquimista. Planeta, colección booket. ISBN 978-84-08-07041-2.

– Página oficial del autor, Paulo Coelho.

– Información de wikipedia sobre: deísmo y alquimia.

3. Vídeo:

– Propio de la cuenta de Youtube titulado “Alquimia”

2. Fotografía:

– Portada del libro, fotografía propia, imagen comercial.

Soma

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En este post abriremos una ventana hacia la sociedad descrita por Aldous Huxley en su libro Un mundo feliz y desgranaremos la intención del autor al escribir esta obra.

Aldous Leonard Huxley (1894-1963) fue un escritor británico nacido en el seno de una familia de intelectuales que se interesó en la sociología, la parapsicología y el misticismo, como deja entrever en su obra.

Portada del libro Un Mundo Feliz, 1985, editores mexicanos unidos.

Un mundo feliz nos narra la vida en una sociedad utópica distópica, la cual está regida por un sistema social de castas en la que los humanos son clasificados al nacer de acuerdo con su potencial psíquico y desempeñan funciones en valor de éste. Cada uno sabe hacer exactamente lo que tiene que hacer, desde un ingeniero hasta un portero de edificio, aceptando todos su condición por igual y participando de la felicidad de sus vidas. Con la abolición de los libros y otros instrumentos culturales se mantienen ocultos nuevos o distintos conocimientos y se suprime la libertad creativa.

Esta sociedad futura ayudada por los avances tecnológicos pretende que todos vivan en una especie de burbuja idílica, totalmente acomodados, sin ningún tipo de miedos, preocupaciones, sueños, creatividad o libertad.

Recalco libertad porque el autor, a base de la descripción del funcionar de esta comunidad hace una sátira hacia lo que llamamos sociedad ideal en la que no hay guerras, trifulcas o disputas a razón de que nadie puede salirse del plato.

Dentro de la historia se aboga por el bienestar social ante todo, ya sea por medio de la clonación para aumentar el rendimiento productivo o a través de la hipnopedia: proceso en el que los humanos, desde su nacimiento hasta una edad determinada, escuchan al dormir una serie de código de valores que, despiertos, cumplirán a rajatabla. A través de este mecanismo se controla el consumo y hace que el sistema se retroalimente, además de inducir que la forja de lazos afectivos es una acto indecoroso. Así, preocupaciones como el amor, los celos o la fidelidad son erradicadas. Un ejemplo de hipnopedia fallida es el siguiente:

“El Nilo es el río más largo de África y el segundo en longitud de todos los ríos del mundo. Aunque es un poco menos largo que el Mississippi…
A la mañana siguiente, alguien dice:
-Tommy, ¿sabes cuál es el río más largo de África?
El chiquillo niega con la cabeza:
-Pero, ¿no recuerdas algo que empieza: “El Nilo es el…”?
-“El-Nilo-es-el-río-más-largo-de-África-y-el-segundo-en-longitud-de-todos-los-ríos-del-mundo…”-las palabras brotan caudalosamente de sus labios- […]
-Bueno, entonces, ¿cuál es el río más largo de África?
Los ojos aparecen vacíos de expresión.
-No lo sé.
-Pues el Nilo, Tommy. ¿Cuál es el río más largo del mundo, Tommy?
-No lo sé- solloza”

Aquellos que llevan las riendas de esta población se aseguran de que las actividades se hagan en grupo y que no se formen lazos sentimentales fuertes con la dicha de que todo es de todos. La sátira al comunismo aquí es evidente.

Otro rasgo importante de desarrollo es la inclusión del “soma” en sus vidas. Es la droga definitiva: no es nociva para la salud y no deja ningún tipo de malestar, como la resaca, una vez pasados sus efectos. Los dirigentes pagan el salario de cada jornada laboral con una ración de soma y esto les hace vivir aferrados a la droga y les impide plantearse algo más allá que su consumo.

                “Un gramo de soma quita diez preocupaciones”

El personaje principal de la obra es Bernard Marx. Vive de manera inadaptada a raíz de un fallo en el proceso artificial de su gestación, lo que le conlleva a no disfrutar plenamente de su “felicidad”. Un día, acompañado del prototipo de mujer de la obra, Lenina, van a la reserva de salvajes –un espacio en el que aún se vive fuera de la cadena genética artificial- y traen con ellos a Linda y a su hijo John. John es otro inadaptado en su sociedad: su madre proviene del mundo de Bernard y él es rechazado por no ser de sangre salvaje. De vuelta a la Inglaterra avanzada será objeto de gran interés al ser “distinto”.

De esta manera, John y Bernard son los protagonistas de la historia precisamente por ser “fallos” del sistema. Simplemente pensar que se puede sentir identificado uno con ellos da pánico incluso hoy en día. Siendo los humanos sociales por naturaleza, el desarraigo en la sociedad es el peor mal que puede sufrir cualquiera.

Toda extrapolación de este plano mental es agobiante y, lo peor: siendo ficción, puede resultar demasiado creíble.

Fuentes:

1. Texto:

– Libro Un mundo felizde Aldous Huxley. Editores mexicanos unidos, 1985, ISBN 968-15-0056-3.

– Información en wikipedia sobre: Aldous Leonard Huxley y distopía.

2. Fotografía:

– Portada del libro, fotografía propia, imagen comercial.

3. Vídeo:

– De Youtube titulado “un mundo feliz trailer del libro”

Andalucía

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El norteamericano Washington Irving, tras su estancia en Granada y en Andalucía en 1829, escribió Cuentos de la Alhambra en 1832. Las descripciones de una Alhambra donde llegó a vivir y el romanticismo del paisaje hacen de esta obra un clásico.

Hubo una época en la que Andalucía no “poseía el peor mercado laboral de Europa”. No era la tierra del paro. Había una vez una España en la que no había una burbuja inmobiliaria; donde no importaba si se entraba o no en una guerra u otra.

Había una vez una población que estaba orgullosa de lo que era ser español.

Washington Irving vino a Andalucía, primero a Sevilla y luego a Granada, en 1829. En esta primera mitad de siglo XIX España era el país romántico europeo por excelencia: seguía siendo un imperio y había rechazado la conquista de Napoleón.

Portada de Alianza Editorial del libro de bolsillo Cuentos de la Alhambra, de Washington Irving

A partir de su estancia aquí escribió Cuentos de la Alhambra fuertemente enamorado de esa mezcla entre las culturas musulmana y cristiana. La obra es una novela de viajes donde inserta leyendas de la época mora de una España culturalmente rica y poderosa en términos económicos.

Hace dos siglos España seguía siendo pionera en turismo. La cultura laboral que más refleja Irving es la de los contrabandistas y los bandoleros, que aprovechaban la geografía montañosa y mal comunicada entre ciudades para el asalto a los viajeros. Por mucho que hicieran en las partidas de aduanas, esto le daba un romántico espíritu de peligro al lugar, atrayendo a ricos europeos.

El viajero era orgulloso, desconfiado pero respetuoso, siempre alerta de extraños. Las descripciones de la gente y el paisaje se las dejamos al autor, un auténtico fenómeno en nuestro pretérito imperfecto. Reconocemos en su paso por Andalucía los pueblos de Loja, Antequera, Arahal o Ronda y sitios de leyenda como el Peñón de los Enamorados –popularmente, “El Indio”- de Archidona.

A partir de la página 130 el autor comienza a insertar entre capítulos los cuentos. Son leyendas populares que escribe consultando fuentes, como al escritor Ginés Pérez de Hita, a la gente de la Alhambra o la biblioteca universitaria de Granada. Todas son fantásticas, expuestas al orientalismo que fascina al autor. Mi favorita es una que se asemeja a la historia de Aladdín de Disney, titulada “El Peregrino del Amor”. Encontramos en ella la mejor definición poética del amor vista -por mí-hasta la fecha:

                “El amor es el tormento de uno, la felicidad de dos y la discordia y enemistad de tres. Es un encanto que atrae mutuamente a dos seres y los une por deliciosas simpatías, haciéndoles felices cuando están juntos y desgraciados cuando se separan”

Hay detalles que no cambian. La cultura andaluza de la tranquilidad, el flamenco y la siesta sigue tan presente hace dos siglos como antes de la época de los Reyes Católicos:

“Por toda España, los hombres, aunque sean de condición humilde, tienen un concepto un poco caballeresco de la ociosidad; creen, al parecer, que no tener prisa jamás es el atributo del verdadero caballero

Con la expulsión de los musulmanes de la Península tras ocho siglos en el lugar se dio por finalizada lo que los Cristianos llamaron “Reconquista”. Citando a Ortega y Gasset en La España Invertebrada  «Una reconquista de seis siglos no es una reconquista». Los presuntos herederos de los visigodos y los godos no conquistaron Granada en 1492. Ni ellos, ni sus hijos, ni sus nietos; así pues debería considerarse un cambio sociocultural por las armas, vamos, una conquista. Esta manera de expansión religiosa ha sido hipócritamente criticada a lo largo de la Historia precisamente de cristianos a musulmanes, por el estilo de Mahoma y el Corán.

Con la entrega de llaves de Granada por parte de Boabdil el Chico se da la doble versión entre qué fueron y qué supusieron los moros para la Historia de España. La frase que aprendimos todos de pequeño es de la madre de Bobadil, Aixa, tras despedirse de Granada:

                “Llora como mujer lo que no supiste defender como hombre”

Gracias a ellos, actualmente España es el segundo país del mundo –tras Italia- con más monumentos Patrimonio de la Humanidad y segundo en la lista de Patrimonios Culturales Inmateriales de la Humanidad, por detrás de Croacia. Sin ser un genio en Historia del Arte podemos reconocer, por ejemplo, la importancia del arco de herradura o el poliobulado en la arquitectura y decoración de la Alhambra, la Alcazaba o la Giralda, amén de las matemáticas.

La importancia de las tradiciones anteriores y posteriores (como la Semana Santa) han hecho de Andalucía un sitio único, y lo que es más importante, de gente única. Poco queda de esa época, inmersos hoy en la globalización. La importancia que se da a las tradiciones en esta tierra es nuestro valor añadido, el motor de nuestro turismo y, por ende, de nuestra economía.

La diferencia social siempre existió:

“La dignidad de un noble parece proporcionada al gentío que vaga por sus salones, alimentado a sus expensas, dando la impresión de que van a devorarlo vivo”

Pero con nuestro humilde espíritu de vivir la vida superamos todo aquello que la pérdida del último bastión del Imperio, Cuba, en 1898, y la Guerra Civil, un siglo después de la escritura del libro, nos quitaron. Ese orgullo es hoy pesimismo, y sin embargo hay detalles que no cambian:

                “Hay dos clases de gente para los que la vida es una fiesta continua: los muy ricos y los muy pobres”

Porque nuestra tierra es rica, es bella e inspira tanto a nativos como a extranjeros:

“¿Qué lengua hay que alabe en justicia una noche de luna en este clima y en estos parajes? Deliciosa en verdad es la temperatura de una noche estival en Andalucía”

Porque nuestra Andalucía es única.

Les adjunto un vídeo titulado “Visita a la Alhambra”, con música de Albinoni.

Fuentes:

1. Texto:

– Información de wikipedia sobre Washington IrvingPeñón de los Enamorados,  Ginés Pérez de Hita “Reconquista” y  Boabdil el Chico.

– Libro Cuentos de la Alhambra, de Washington Irving: Alianza Editorial, 2007, ISBN 978-84-206-3904-8.

2. Fotografía:

– Fotografía propia a la portada del libro, imagen comercial.

3. Vídeo:

– Vídeo propio de mi cuenta de Youtube titulado “Visita a la Alhambra”

Periodismo

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En este post analizaremos y presentaremos el libro-recopilación de los mejores artículos del periodista norteamericano Gay Talese.

Confundir el periodismo con las noticias del día puede llegar a ser lo mismo que valorar a una persona por lo que es y no por lo que fue, es y será. Este error metonímico les causará, a lo largo de su vida, siempre una decepción o una grata sorpresa, pero nunca un acierto.

Portada del libro Retartos y Encuentros de Gay Talese, Editorial Alfaguara

Gay Talese supo acertar. En “Retratos y encuentros” reivindica el respeto por las vidas completas de gente que fue famosa en su momento. Lo fue y lo sería, por lo que, lo siguen siendo. Cada capítulo está dedicado a alguien con quien se entrevistó Talese en las décadas de los cincuenta y de los sesenta, donde afloró el término “Nuevo Periodismo” en los Estados Unidos a partir de su trabajo y el de, entre otros, Truman Capote. Son reportajes autónomos de su vida.

Mitos como Frank Sinatra, Joe DiMaggio, Joe Louis, Muhammad Alí, Peter O’Toole, John F. Kennedy o Fidel Castro, copan un capítulo cada uno con su psicología en una prosa clara y descriptiva que nos mete en ese ambiente de la América de después de la II Guerra Mundial. Al final del libro, dedica un par de capítulos a compartir sus orígenes humildes e italianos con los lectores y nos plantea su forma de ver el mundo, como si no nos hubiese quedado muy clara al final del mismo.

Quizás tras este pasaje, Sinatra no les parece “La Voz”, ni uno de los actores más elegantes de la Historia, sino un nuevo rico más.

“Cuando Sinatra se sienta a cenar, sus amigos de confianza están cerca; y no importa donde esté, no importa lo elegante que sea el lugar, algo del barrio se transluce porque Sinatra, por lejos que haya llegado, tiene aún algo de muchacho del barrio; sólo que ahora puede llegar consigo el barrio”

Un nuevo rico, eso sí, con estilo.

¿Acaso verían al primer boxeador que consiguió dos veces el título de Campeón de los Pesos Pesados como a un perdedor?

“Lo peor de perder es tener que salir caminando del ring y dar la cara ante esa gente”

Floyd Patterson lo hizo, lo fue y su capítulo lleva como título “El Perdedor”. Llegar a conectar tanto con un entrevistado como para que un campeón del mundo diga eso es valorarlo como hombre y no como nombre.

Conocemos a las estrellas por su imagen pero son tan humanos como todos nosotros. ¿Es posible que Joe DiMaggio no sintiera celos al estar casado con Marilyn Monroe? Un profesional de los celos que intentaba no dejarse llevar por el odio:

                “Es un sentimiento desdichado el odio. Cuando un hombre odia, no puede estar tranquilo”

Entre todo este interés por la veteranía, el escritor también redacta un capítulo con excelente ironía sobre el periodismo especializado en moda. Entra en Vogue y descubre la exigencia en la elegancia no fingida. Resumiría ese capítulo tan divertido con la frase de Tote “la naturalidad es la más difícil de las poses”.

Al tocar varios palos de las distintas especialidades del periodismo, escribe ésto sobre la otra cara de los deportistas, la de las juergas, la bebida y las intrigas.

                “Insinuar esto –sobre Joe DiMaggio- sería acabar con el mito, decepcionaría a los menores, enfurecería a los dueños de los clubes de béisbol, para los cuales el deporte es una negocio con ánimo de lucro en cuya persecución ellos canjean la carne de los jugadores mediocres con la misma despreocupación con que los chicos intercambian los cromos. Así, el héroe del béisbol siempre tiene que representar su papel, tiene que sustentar el mito”

Entiendo que habrán sabido extrapolar la época, el deporte y el país. Sesenta años después nos sumergimos en el deporte de la publicidad.

El libro sigue y cada protagonista es interesante, cada frasón o cita es para escribirla aquí, y sin embargo tengo que concluir.

Talese no actuó por la Agenda Setting. Talese trataba contenido fuera de los focos, fuera de los periódicos y fuera del mercado. Talese definió el periodismo literario, el periodismo de no-ficción, aquél Nuevo Periodismo y esta revolución no fue dada en contenido sino en deontología y en moral, en psicología y en comunicación.

Y Talese acertó.

Talese en Buenafuente:

Fuentes:

1. Texto:

-Libro “Retratos y encuentros”, Gay Talese, Alfaguara, 2010, ISBN 978-84-204-0602-2.

-Biografías en wikipedia de  Frank SinatraJoe DiMaggioJoe LouisMuhammad AlíPeter O’TooleJohn F. Kennedy y Fidel Castro.

Página oficial del autor.

2. Fotografía:

– Portada comercial del libro “Retratos y Encuentros”, de Gay Talese; fotografía propia.

3. Vídeo:

– Vídeo de youtube titulado Buenafuente 941 de globitodechicle2